El sarcasmo, la ironía es inmadurez

En el trabajo, en familia, en pareja, entre amistades compartimos momentos dónde se dan sarcasmos o ironías y te cuento porqué lo que hay detrás es inmadurez. 
Porque debajo se oculta un  chinchar o pinchar a una persona o grupo. 
Es un atacar y a la vez estar protegido. 
No se es lo suficientemente maduro para decir lo que realmente se siente.

Si lo que digo te toca, te animo a que dejes de hacerlo y en lugar de eso te conectes con lo que sientes, sin juzgarlo ni etiquetarlo, estate clar@, sé honest@, sé real contigo no intentes tapártelo con una narración mental, con una historia y exponlo desde el sentir. Después una vez afrontado puedes hacer un chiste y hacer risas porque la energía que se crea será totalmente distinta. Ahora detrás está la verdad y la verdad funciona, la verdad coloca, la verdad pone las cosas en su sitio.

Si por el contrario eres quién se ve increpad@ pon límites, permítete sentir sin miedo, confiad@ y di qué te ocurre, así también le animas a la otra persona a ponerse de frente. Dialoga, toma decisiones, haz lo que sea que te surja, porque es una agresividad pasiva y es una sugerencia para ti también a ser honest@ contigo, a estar presente, a no abandonarte. Ve más allá, date cuenta que es respetarte a ti y respetar al otro.
Es una invitación para ambos crecer.

Es fundamental pongamos en palabras lo que nos sucede, lo que sentimos, las dudas, las expectativas, las dificultades, las resistencias, las incomodidades, los temores.
Que no sean solo conocidos por uno mismo sino que se vuelva colectivo.
Venimos de una educación prusiana basada en miedo dónde las personas eran entrenadas para ir al ejército y trabajar en fábricas dónde las emociones y sentimientos no tenían cabida porque las personas necesitaban ser dirigidas y controladas como si fueran máquinas para cumplir con los objetivos de los dirigentes sin que fueran cuestionados y sin participación alguna de ideas, opiniones o sentimientos. 
Este modo de gestión y de relacionarnos está obsoleto, está caduco, porque solo piensan unos pocos y una parte fundamental del ser humano es totalmente obviada, por eso los restos que todavía quedan de estos comportamientos ya no funcionan comenzando por decirlo de alguna manera a "oler" y generando mucha incomodidad y sufrimiento entre los que lo generan y lo padecen.

Estamos llegando al punto dónde necesitamos ir hacia las personas, no en contra de ellas. Crear entornos dónde se genere una comunicación sincera, honesta, transparente y de respeto natural. Relacionarnos de una manera más profunda en todos los ámbitos de nuestra vida, en la organización, en familia, en pareja, con amigos, con la naturaleza... 

Es ser verdaderamente humanos, conscientes de nosotros mismos. Es compartir las emociones que emergen en la convivencia de unos con otros porque si no se abordan con el tiempo el ambiente tanto interno como externo se vuelve denso, se estanca, se pudre, no se evoluciona, hay malestar generando separación, malentendidos, conflicto y encontrar entretenimiento en el conflicto resalta nuestra incapacidad de disfrutar de la vida tal como es. 
No se trata de hacerlo desde el ataque ni la protección, ni para que el otro cambie, sino de tomar responsabilidad de las emociones que uno tiene en lugar de proyectarlas afuera o los ya conocidos moobbing y bulling. Es simplemente una vez sintamos esa energía moverla para liberarnos, limpiarnos para que se produzca un nuevo ambiente tanto interno como externo, para que las cosas se recoloquen abriéndose nuevos entendimientos, caminos y oportunidades. 

En el aprendizaje en la naturaleza y junto a los caballos las emociones están a flor de piel por las situaciones reales que se viven, siendo más fácil conectarnos con ellas, con nuestros sentimientos y comunicarnos desde allí,  mostrándonos honestos y transparentes. 
Vemos que es entonces cuando los caballos se muestran confiados porque comprenden ese lenguaje. La falsedad, el ocultar no forma parte de la naturaleza. 
Los caballos como buena especie de trabajo en equipo que son, comparten sus emociones y sentimientos, no se guardan nada porque saben que desempeñan un papel importante en el crecimiento, desarrollo y supervivencia del grupo produciendo el movimiento natural necesario para poner orden dándose nuevas relaciones y situaciones.

Estar en la naturaleza junto a los caballos es como ir a un gimnasio y entrenar nuevos músculos que hasta ahora hemos empleado poco o casi nada. Los caballos invitan a estar en coherencia con uno mism@, a estar aquí, ahora, porque sólo así podemos vivir en paz, armonía, equilibrio y disfrutar de la vida tal cual es.

En nuestros entrenamientos para empresas podréis experimentar nuevas formas de gestión, de relación alineados con la naturaleza y que surgen de manera espontánea, sin un modelo a seguir. 
Hemos de saber que la solución a nuestros problemas de relación y ecológicos se encuentran en la inteligencia de la naturaleza y esta inteligencia está dentro de cada uno de nosotros y es de vital importancia ahora más que nunca que estemos conectados con ella por el bien de nuestra salud, la del planeta y nuestra sostenibilidad, sabiendo que todos somos uno.


Con amor,
Marianne G.S.

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