A medida que vamos expandiendo la conciencia, vamos
sintiendo paz, alegría y bienestar.
Dejamos de estar tanto en la cabeza, dónde todo es estrés, ideas,
creencias, dogmas y empezamos a vivir más en el cuerpo, que es dónde está
ubicado el corazón, fijaos que la cabeza es mucho más pequeña que el cuerpo y ¿Dónde
pasamos la mayor parte del tiempo? En la cabeza.
Pues bien, el corazón es como
si fuera un gran cerebro, incluso la ciencia está demostrando que es más grande.
Cuando comenzamos a anclarnos aquí (en la conciencia plena) comenzamos a
experimentar algo diferente. Y para que ocurra algo diferente he de cambiar yo.
Siempre estamos intentando cambiar el afuera, cambiamos de casa, de coche, de
pareja, de país, de equipo de futbol, de ropa, incluso de cara, de orejas, de
nariz... De hecho me llama la atención cómo nos resistimos a mirar hacia dentro.
Pero si realmente queremos experimentar un cambio verdadero, un cambio profundo, hemos de cambiar de dentro hacia fuera. Porque sino volvemos a caer en las viejas estructuras una y otra vez, porque los cambios son superficiales. Y en realidad no es que estamos cambiando sino reconectándonos con nuestro ser verdadero. Al liberarnos de nuestros pensamientos limitantes que nos mantienen en el miedo y en la separación, comenzamos a ser transparentes, abiertos, amables y cálidos en las relaciones. Tanto con nosotros mismos como con los demás. Nos volvemos creativos y llenos de energía. E insisto, esto comienza por uno mismo. Porque cuando empezamos a sentirnos bien con nosotros mismos, dejamos de buscar eso en lo externo.
Pero si realmente queremos experimentar un cambio verdadero, un cambio profundo, hemos de cambiar de dentro hacia fuera. Porque sino volvemos a caer en las viejas estructuras una y otra vez, porque los cambios son superficiales. Y en realidad no es que estamos cambiando sino reconectándonos con nuestro ser verdadero. Al liberarnos de nuestros pensamientos limitantes que nos mantienen en el miedo y en la separación, comenzamos a ser transparentes, abiertos, amables y cálidos en las relaciones. Tanto con nosotros mismos como con los demás. Nos volvemos creativos y llenos de energía. E insisto, esto comienza por uno mismo. Porque cuando empezamos a sentirnos bien con nosotros mismos, dejamos de buscar eso en lo externo.
Así que… ¿Te animas?
En el próximo post te invito a llevar a cabo una tarea.
Hasta entonces...
En el próximo post te invito a llevar a cabo una tarea.
Hasta entonces...
Te deseo un amable día,
Marianne
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