Líderes, no jefes.
Llevo unos cuantos años, poniendo todo mi foco de atención en este aspecto, porque veo y percibo mucha infelicidad en las personas dentro de las organizaciones y de la sociedad en general y mucho de ello tiene que ver con nuestro modelo de gestión.
Seguimos con antiguas pautas de comportamiento y creencias sobre el liderazgo que ya no nos son útiles en la era de hoy en día y que además también trasladamos a nuestros hogares, tales como un estilo rígido de dirección, inflexibilidad de horarios, estrés laboral, control, autoridad por el rango que ocupamos, competitividad, presión, ordeno y mando, poca libertad y capacidad de colaboración…
No siendo conscientes además que no sólo afecta a las personas que trabajan junto a ellas, sino también a sus familias, a otras personas (empleada de hogar, la dependienta de un comercio, el sr. del quiosco...), incluso animales que les rodean y cosas que dejan desatendidas. Porque estas personas salen de sus trabajos con un estado de ánimo y una actitud que caerá sobre lo que tienen alrededor. Así que el malestar está servido no solo en la empresa, sino también en la sociedad.
Por ello desde aquí hago un llamamiento, para que tomemos consciencia de esta situación, de manera que podamos realizar un cambio a este nivel.
Hemos de tener claro que la base de nuestra vida son las relaciones.
Es importante tengamos claro, que no debemos ser la causa del malestar de un empleado. Es imposible que una persona estresada, preocupada y distraída pueda dar lo mejor de sí misma en su vida laboral.
Tengamos claro, que ya no hace falta, quemar a las personas para generar resultados extraordinarios, sino todo lo contrario, estimular y crear entornos, para que las personas actuemos de manera responsable y competente, dónde cada uno sea su propio líder y dispuesto a entregar lo mejor de si mismo.
Porque precisamente, cuando estamos desde aquí, nos genera bienestar, aumenta nuestra motivación y productividad, porque nos entregamos como seres completos, es decir ofrecemos nuestra mente, corazón y cuerpo.
Cuando aprendamos a incorporar el bienestar dentro de una vida ejecutiva, descubriremos una nueva fuente de energía, pasión e innovación, aumentaremos nuestra capacidad de concentración y estaremos abiertos a ver nuevas opciones y posibilidades a los desafíos que nos plantea vivir en este planeta.
¿Cómo se logra esto?
Para que esto suceda, hace falta una transformación cultural en una organización, un cambio de actitudes, un programa de entrenamiento con base en necesidades reales, con herramientas probadas que ayudan de verdad a desarrollar competencias necesarias para este fin.
Señoras/res, según informa Adecco, Este defecto de gestión no es gratis, costó 9.271 millones de euros a España en 2014y aún hay más, entre 2007 y 2010 la tele operadora francesa, France Télécom, registró 60 suicidios de sus empleados.
Es importante comencemos a tomar responsabilidad por algo que realmente es inquietante.
Considero que el movimiento de apertura debe salir de los gestores y que nuestro principal objetivo ha de ser el llevar a cabo una transformación en la mentalidad de la clase dirigente de hoy en día y ¿Sabes por qué? Por que llueve de arriba abajo!
La habilidad de sobrevivir de los caballos depende de la cohesión de la manada, la aportación individual y la interrelación entre ellos.
Que construyas un agradable lunes.
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