Por eso es importante encontrar una línea y mantenerla porque por un lado si estamos constantemente encima de la gente no acaban de tomar responsabilidad. Se quedan esperando a que les digamos lo que tienen que hacer, no toman iniciativas y surge la falta de creatividad. Por otro lado si les damos toda la responsabilidad puede que no estén a la altura y el proyecto puede caer.

Es lo mismo en mi relación con el caballo, con otro ser vivo. Si estoy constantemente tirando de las riendas lo único que consigo es insensibilizar al caballo, lo cual me lleva a volverme brusca y además comienzo a pensar que es un penco, poniendo toda la culpa en él. Si por el contrario no mantengo un contacto continuo aunque sea fino y ligero, el caballo se siente perdido, ahora le pido esto y suelto, luego esto otro y vuelvo a soltar, faltando un hilo conductor no llegando a ningún fin, cayendo en lo mismo cargándole todo a él y pensando vaya penco. Tenemos la fiel creencia de que son los caballos los culpables de comportamientos indebidos y somos nosotros con el manejo que les damos.

Entonces qué es lo que hago, primero he de estar y ser clara en cuanto a qué es lo que queremos alcanzar juntos. Tengo en cuenta sus necesidades, mirando por el bien común, transmitiéndolo a través de mi energía con confianza. Con las manos aflojo las riendas y las recojo, libero y vuelvo a tensar en función de lo que vaya ocurriendo. Voy marcando no hagas esto o no hagas aquello y a su vez le empodero, lo que va bien lo reconozco y lo valoro, compartiendo señales concisas a través de todo mi cuerpo y sólo suelto completamente cuando hemos concluido el trabajo.
Es un proceso constante y dinámico, con un claro propósito, dejándole participar, observando, escuchando, sintiendo, corrigiendo, reconociendo, apreciando y agradeciendo.
Es realmente un arte y hace falta estemos muy presentes, firmes y amables a la vez.

En una organización es lo mismo, es un organismo vivo. Es crucial estar muy claros en cuanto a qué nos une, qué significa la empresa y hacia dónde vamos e ir marcando aquello que no sirve y a su vez reconociendo y valorando aquello que funciona que nos es útil, recordando a nuestra gente que estamos haciendo esto para un resultado concreto, de modo que no estamos todo el rato criticando o haciendo que se sientan juzgados, así paramos la exigencia y empujamos hacia la excelencia.

En el aprendizaje con caballos pie a tierra es igual, interactuando con ellos tenemos la posibilidad de observar y practicar lo importante en las relaciones. Es una formación muy específica para líderes, que te lleva a adquirir un alto grado de autoconocimiento y un atajo para las cosas importantes de la vida.
Los caballos nos muestran una serie de cualidades y valores a la hora de interactuar con ellos extrapolable a lo personal y al mundo corporativo, transformándose en una experiencia única y reveladora y como todos sabemos, lo que practicamos lo aprendemos. 


¡Déjate sorprender!


Con agrado,

Marianne G.S.


Vayamos por partes.
Por un lado un aspecto importante que nos lleva a no comprometernos con el cuidado de la naturaleza es que si vamos de casa al trabajo, del trabajo al gimnasio y del gimnasio a casa o pasamos largas jornadas en el trabajo con ganas de llegar por fin a nuestro ansiado hogar y durante el fin de semana nos enfrascamos con la tecnología o encerramos en centros deportivos o lugares entre paredes es prácticamente imposible que las personas mostremos interés y tomemos consciencia por la acción climática, porque sólo mimamos aquello que conocemos (con los niños, un claro reflejo de los adultos, ocurre lo mismo van del colegio a extraescolares, idiomas, deporte u otras actividades en edificios y vuelta a casa). 
Es importante todos nos  sumerjamos en la naturaleza para sensibilizarnos con ella ya que es la forma en que brota el amor, respeto y conexión con ella. Es necesario experimentar sus cualidades revitalizantes en lugar de suplirlo con una oferta creciente de sofisticadas máquinas o de realidad virtual por un mercado que imita la naturaleza. No es lo mismo correr en una cinta que hacerlo al aire libre o subir a una montaña viendo como otro lo hace a través de una pantalla o hacer ejercicio trepando árboles que realizarlo en un gimnasio. 

Incluso estamos llegando al punto en el que muchos niños se aburren en la naturaleza porque no tienen enchufes dónde conectar sus móviles porque no saben cómo interactuar con ella, dejando de ser protagonistas de nuestras vidas para convertirnos en meros espectadores generando un gran vacío interno. Somos naturaleza y alejarnos de ella nos lleva a combatirlo con lo externo entrando en la espiral de saciarlo con lo material, procedente todo ello claro está de la naturaleza.

También percibo que estamos queriendo que el gobierno y organizaciones saquen una varita mágica y creen una solución para salvar al planeta pero eso no es posible porque no es suficiente. El punto es ¿Estamos la población dispuestos a reducir el consumo o renunciar a cosas o a algo? Observo se ha destinado mucho dinero público en poner contenedores para el reciclaje y veo que no se usan porque mucha gente todavía no recicla o en muchos casos se utilizan inadecuadamente.
Lo que creo es que el problema no son los gobiernos ni las instituciones sino que la gente no está dispuesta a tomar responsabilidad de ahí que queramos la varita mágica. Nosotros somos el problema.
Hace falta ocuparse, además de los gobiernos y empresas incluir al agricultor, al basurero, a la comunidad, al ciudadano de a pie y con las medidas que planteemos entre todos estar dispuestos a ponerlas en marcha.

Lo vital aquí es que todos nos unamos, sumemos, participemos y nos comprometamos a integrarlo en nuestro día a día y te digo algo más, una vez realizado la satisfacción es total porque son comportamientos basados en dar y la vida florece a través del flujo del dar y recibir.
Si que se han dado grandes pasos hacia la energía renovable por ejemplo, ahora se puede hacer más, no estamos haciendo todo lo que podríamos hacer. Se habla mucho y se actúa poco, hay más conversación que acción.

Otro aspecto que tampoco funciona y no soluciona nada son las tóxicas críticas, llevándonos a estar enfadados todo el tiempo. Agradezco la preocupación de ésta chica de 16 años y seguro que muchos adolescentes y adultos están tan preocupados como ella. Ahora hemos de saber que esta actitud causa mucho daño tanto en uno mismo como en los demás estando irascibles o llenos de ira durante largos periodos. Arder en ira tampoco es la solución, sólo causa fanatismos.

Por último y que desencadena cada aspecto arriba mencionado.
Estamos educados para creer que las criaturas vivientes están para servir al humano y necesitamos desenterrar ésta idea. Estamos viendo que es lo más destructivo que hay. Estamos exprimiendo al planeta en pos de nuestro consumo desmesurado creyendo que la felicidad está afuera y nada más lejos de la realidad, la alegría es una experiencia interna. La paz, la felicidad y el amor no vienen del planeta sino que está dentro de cada un@.
Aprendimos a domesticar lo salvaje y a obtener cada vez más del planeta llegando al extremo que estamos en desequilibrio con él y ésto es lo que proyectamos afuera y a menos que alcancemos el equilibrio interno los seres humanos estamos destinados a desaparecer y ésta es la invitación, alcanzar la naturaleza en nosotros mismos, reconectarnos con quién realmente somos. 

Corazón y mente han de trabajar al unísono y los seres humanos hemos dotado al intelecto, a la mente pensante de tal poder, volviéndonos fans de él que obviamos los sutiles mensajes del corazón. 
Estamos simplemente viviendo en nuestras mentes y la mente sin el apoyo del corazón corre en busca de la felicidad afuera sin entender la naturaleza de la vida.
Vivir desde el corazón, es liberar la conciencia del encorsetamiento de la mente, es desidentificarnos del pensamiento, es vivir en el presente, en éste momento. Sólo desde ahí surge la claridad acompañada de pensamientos inteligentes, nobles y sabios. 

Es aquí sobre todo dónde hemos de poner el foco en gobiernos, instituciones, organizaciones, educación y a nivel individual y personal porque una vez hemos aprendido a estabilizar el corazón nuestras acciones buscan cooperar unos con otros mediante el intercambio dinámico y constante, tal como lo hace la naturaleza a través de su perfecta sinfonía.
Es  nuestro intelecto, nuestro condicionamiento, lo que ha creado la separación y la idea de escasez. Necesitamos entender que el intelecto humano funciona solamente con la información limitada que ha recolectado, por lo que sólo puede proyectar arrastrándonos a creer que nos falta, que no tenemos o que no somos lo suficiente, empujándonos a obtener en lugar de dar. El mundo es abundante y los seres humanos somos abundantes y no me canso de decirlo, somos un diseño extrarodinario.

La humanidad necesitamos tener claro que si desaparecemos, el planeta florecerá porque son los animales, plantas y minerales a través de sus interacciones los que hacen posible la vida aquí, lo único tóxico en este planeta es el intelecto humano. 
Sino estabilizamos el estado del SER, el estado de consciencia y limitamos nuestro consumo por el bien común, la naturaleza lo hará, ella es fuerte, clara y amable pero si no escuchamos sus sutiles mensajes ella lo hará y de forma drástica. Ella es equilibrio, es armonía y mira por la sostenibilidad del planeta, así que o nos unimos a ella y funcionamos como ella o ella se encargará y no hay otra.

                                                            ¿Qué elegimos?


Con una profunda confianza,

Marianne G.S.


Es vital en la organización tener una visión clara y compartida porque es un proceso de inclusión. 
La visión va más allá de uno mismo, de un deseo. El deseo es personal y conlleva mejoras. 
En cambio la visión puede transformar toda la situación e incluye a todo el personal.

Cuando interactuamos con caballos y el equipo participante tiene una clara visión, la cual les conmueve, la sienten, mira por el bien común, generándoles satisfacción, los gestos, movimientos  y  energía que emiten hace que el caballo reaccione y quiera cooperar en la actividad que se le propone.
Porque el grupo actúa de forma unida, coordinada, sincronizada aunando a todos en la misma dirección y éste lenguaje el caballo lo comprende y quiere participar. 
Es la inteligencia de la naturaleza. 

La experiencia es sumamente gratificante porque aporta claridad, confianza, foco y alegría.



Te deseo un amable día,

Marianne G.S.

En las organizaciones, tenemos tantas normas, reglas, leyes e ideas de cómo han de ser y hacerse las cosas que cuando no suceden como queremos, nos angustiamos y sufrimos volviéndonos incapaces de ver ni abrirnos a la incertidumbre o nuevas posibilidades y oportunidades que las situaciones nos traen.
Nos dedicamos a quejarnos, lamentarnos y nos paralizamos pensando en lo que pueda suceder, soñando con que alguien venga a salvarnos.

Llevamos repitiendo lo mismo hace por lo menos 40 años actuando de forma automatizada, como teledirigidos. Es evidente que necesitamos un cambio, un cambio en nuestra actitud, personas vivas, apasionadas y conectadas emocionalmente con quienes realmente somos debido a nuestro ilimitado potencial y con lo que hacemos mejorando vidas.

Si queremos que la gestión del cambio en la organización sea fructífera hacen falta menos reglamentos y dar a entender que cada persona es importante y que cada un@ se va a llevar una dosis de gozo, de complacencia, de diversión.

Para ello es fundamental no caer en estereotipos o modelos porque nos puede pasar lo siguiente:
Queda claro que los entornos participativos generan confianza y la confianza genera compromiso, ahora si detrás de esa confianza no hay claridad, no se sabe qué sentís qué es la organización, porqué hacéis lo que hacéis, hacia dónde vais y para qué,  la confianza es un desastre porque provoca que germine la falta de respeto,  la frialdad, la individulidad, conllevando el deterioro, el desgaste y poniendo en peligro la sostenibilidad de la organización.

Otro modelo que se suele seguir es cuando la alta dirección se centra en aspectos únicos y concretos como los resultados económicos o el beneficio que proporciona a la comunidad o el desarrollo personal y profesional o subidas salariales, gratificaciones o se centran exclusivamente en el cliente para que tengan una experiencia novedosa, de calidad, un valor añadido o en el equipo creando entornos de relaciones más agradables, amistosos y creativos o en el impacto sobre el medio ambiente.
Todos somos distintos y nos conmueven o atraen diferentes cosas.
Por lo que si queremos personas en nuestros equipos ilusionadas y motivadas hemos de hacerles partícipes aportando qué les mueve, sumarlo, unirlo en conjunto y ponerlo en práctica entre todos e ir percibiendo  la huella que va dejando, el interés, la devoción que despiertan y qué grado de satisfacción aportan tanto internamente como externamente.

Cómo vemos es necesario creer en las personas, un profundo conocimiento organizacional, que brote un sentimiento de orgullo de pertenencia, dotar de sentido a lo que hacemos y aunar a todos en la misma dirección, es decir, inspirar confianza y para inspirar confianza no hay modelos a seguir  ni formas concretas sino que es cuestión de investigar, qué es lo que sirve y lo que no. Extender entornos dónde las personas se descubren, se desarrollan y crecen, sintiéndose libres de compartir ideas, mejoras de trabajo, de producto...
Así nadie tendrá que venir a salvarnos porque al sentirnos incluidos, tenidos en cuenta y respetados  estaremos todos despiertos y abiertos a la incertidumbre, a las nuevas oportunidades y enfocad@s en dar lo mejor de nosotr@s mismos, que es lo que nos da verdadera satisfacción.

El caballo proyecta cualidades y valores que conectan con nuestra humanidad, interactuando con ellos podemos experimentar lo que nos funciona y lo que no de forma espontánea y natural. Crear entornos de participación, de observación, de escucha e investigación.
Es un aprendizaje innovador y revelador guiados por la inteligencia de la naturaleza.




Con agrado,
Marianne G.S.



En el trabajo, en familia, en pareja, entre amistades compartimos momentos dónde se dan sarcasmos o ironías y te cuento porqué lo que hay detrás es inmadurez. 
Porque debajo se oculta un  chinchar o pinchar a una persona o grupo. 
Es un atacar y a la vez estar protegido. 
No se es lo suficientemente maduro para decir lo que realmente se siente.

Si lo que digo te toca, te animo a que dejes de hacerlo y en lugar de eso te conectes con lo que sientes, sin juzgarlo ni etiquetarlo, estate clar@, sé honest@, sé real contigo no intentes tapártelo con una narración mental, con una historia y exponlo desde el sentir. Después una vez afrontado puedes hacer un chiste y hacer risas porque la energía que se crea será totalmente distinta. Ahora detrás está la verdad y la verdad funciona, la verdad coloca, la verdad pone las cosas en su sitio.

Si por el contrario eres quién se ve increpad@ pon límites, permítete sentir sin miedo, confiad@ y di qué te ocurre, así también le animas a la otra persona a ponerse de frente. Dialoga, toma decisiones, haz lo que sea que te surja, porque es una agresividad pasiva y es una sugerencia para ti también a ser honest@ contigo, a estar presente, a no abandonarte. Ve más allá, date cuenta que es respetarte a ti y respetar al otro.
Es una invitación para ambos crecer.

Es fundamental pongamos en palabras lo que nos sucede, lo que sentimos, las dudas, las expectativas, las dificultades, las resistencias, las incomodidades, los temores.
Que no sean solo conocidos por uno mismo sino que se vuelva colectivo.
Venimos de una educación prusiana basada en miedo dónde las personas eran entrenadas para ir al ejército y trabajar en fábricas dónde las emociones y sentimientos no tenían cabida porque las personas necesitaban ser dirigidas y controladas como si fueran máquinas para cumplir con los objetivos de los dirigentes sin que fueran cuestionados y sin participación alguna de ideas, opiniones o sentimientos. 
Este modo de gestión y de relacionarnos está obsoleto, está caduco, porque solo piensan unos pocos y una parte fundamental del ser humano es totalmente obviada, por eso los restos que todavía quedan de estos comportamientos ya no funcionan comenzando por decirlo de alguna manera a "oler" y generando mucha incomodidad y sufrimiento entre los que lo generan y lo padecen.

Estamos llegando al punto dónde necesitamos ir hacia las personas, no en contra de ellas. Crear entornos dónde se genere una comunicación sincera, honesta, transparente y de respeto natural. Relacionarnos de una manera más profunda en todos los ámbitos de nuestra vida, en la organización, en familia, en pareja, con amigos, con la naturaleza... 

Es ser verdaderamente humanos, conscientes de nosotros mismos. Es compartir las emociones que emergen en la convivencia de unos con otros porque si no se abordan con el tiempo el ambiente tanto interno como externo se vuelve denso, se estanca, se pudre, no se evoluciona, hay malestar generando separación, malentendidos, conflicto y encontrar entretenimiento en el conflicto resalta nuestra incapacidad de disfrutar de la vida tal como es. 
No se trata de hacerlo desde el ataque ni la protección, ni para que el otro cambie, sino de tomar responsabilidad de las emociones que uno tiene en lugar de proyectarlas afuera o los ya conocidos moobbing y bulling. Es simplemente una vez sintamos esa energía moverla para liberarnos, limpiarnos para que se produzca un nuevo ambiente tanto interno como externo, para que las cosas se recoloquen abriéndose nuevos entendimientos, caminos y oportunidades. 

En el aprendizaje en la naturaleza y junto a los caballos las emociones están a flor de piel por las situaciones reales que se viven, siendo más fácil conectarnos con ellas, con nuestros sentimientos y comunicarnos desde allí,  mostrándonos honestos y transparentes. 
Vemos que es entonces cuando los caballos se muestran confiados porque comprenden ese lenguaje. La falsedad, el ocultar no forma parte de la naturaleza. 
Los caballos como buena especie de trabajo en equipo que son, comparten sus emociones y sentimientos, no se guardan nada porque saben que desempeñan un papel importante en el crecimiento, desarrollo y supervivencia del grupo produciendo el movimiento natural necesario para poner orden dándose nuevas relaciones y situaciones.

Estar en la naturaleza junto a los caballos es como ir a un gimnasio y entrenar nuevos músculos que hasta ahora hemos empleado poco o casi nada. Los caballos invitan a estar en coherencia con uno mism@, a estar aquí, ahora, porque sólo así podemos vivir en paz, armonía, equilibrio y disfrutar de la vida tal cual es.

En nuestros entrenamientos para empresas podréis experimentar nuevas formas de gestión, de relación alineados con la naturaleza y que surgen de manera espontánea, sin un modelo a seguir. 
Hemos de saber que la solución a nuestros problemas de relación y ecológicos se encuentran en la inteligencia de la naturaleza y esta inteligencia está dentro de cada uno de nosotros y es de vital importancia ahora más que nunca que estemos conectados con ella por el bien de nuestra salud, la del planeta y nuestra sostenibilidad, sabiendo que todos somos uno.


Con amor,
Marianne G.S.